Como es el juego
“No eres el elegido”. Esa frase, parte de la descripción del juego ya desde los tiempos del Early Access, marca en pocas palabras la filosofía de Kenshi y sus diferencias con otros productos a priori similares. La traducción de esta filosofía es que este no es un mundo amigable o pensado para tener una curva de aprendizaje o poner las cosas fáciles al jugador. Aquí, como en la vida real, la meta es sobrevivir lo más posible en las mejores condiciones posibles y/o hacer lo que nos apetezca en la medida que las posibilidades nos lo permitan.
Y sobrevivir no será fácil: un ejemplo claro del mundo al que se enfrenta el jugador está a primera experiencia en este juego para este análisis acabó en apenas media hora cuando el primer equipo de personajes fue asaltado, robadas sus escasas pertenencias y abandonado a morir agonizantemente durante más de 10 minutos al sol del desierto. No hay piedad en un mundo donde eres un don nadie más.
Pero precisamente ahí radica el interés en Kenshi. El mundo creado por Chris y su equipo es un lugar donde todo es posible, lo bueno y lo malo. El juego nos propone de inicio elegir las líneas generales de nuestra cuadrilla, lo que determinará el equipamiento con el que comienzan, un “objetivo” y poco más. Una vez elegido, pasaremos a un editor de personajes donde elegir raza, género y aspecto físico. Y tras ello, sin más dilación, nos encontraremos en medio del vasto mundo de Kenshi libres de hacer lo que deseemos.
Y en este juego, esa libertad lo es todo: somos libres de comprar materiales o venderlos (o robarlos, o que nos los roben), construirnos un sitio para vivir (una vez obtengamos materiales) y dedicarnos a investigar para aprender nuevas técnicas de agricultura, electrónica, manufactura, forja… O simplemente dedicarnos a recorrer el mundo sin meta. Eso sí, podremos ser pasto de delincuentes, o morir de inanición. Incluso acabar siendo esclavizados. También puedes acabar encarcelado y que un miembro de tu equipo pague la fianza, o intentar escaparte…Las posibilidades en Kenshi son realmente abrumadoras, llegando a dar la impresión de no tener límite.
Todo ello se controla a través de una interfaz pensada únicamente para teclado y ratón y que ni es la más intuitiva ni la más estética, pero que cumple sobradamente una vez se va aprendiendo para permitir tal cantidad de opciones: desde elegir la actitud de nuestros personajes ante una amenaza a elegir dónde desplazarnos en el enorme mapa del mundo, de cientos de kms cuadrados.
Las acciones contextuales, básicas en el juego, se distinguen por su color, siendo las rojas aquellas que pueden causarnos problemas por ser ilegales. Puesto que algunas acciones (como escapar de la cárcel, por ejemplo) pueden llevarnos largos ratos, podemos modificar el flujo del tiempo desde la interfaz, lo que resulta muy útil. En general, se nota que los largos años de desarrollo han servido para prestar atención a los detalles y pulir este tipo de aspectos que ayudan a mejorar la experiencia de juego.
FUENTE: https://as.com/meristation/2018/12/27/analisis/1545904176_130983.html



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