Un juego amateur en la liga de los grandes
Kenshi creció durante casi cuatro años al ritmo de dos noches por semana con completa libertad y una ambición radical: crear un mundo de posibilidades sin fin en donde el personaje no es nadie más que el resto.
Tras años de trabajo en solitario, y solo gracias al boca a boca (y al dinero de sus primeras ventas, a apenas 10 euros cada una), Chris fue capaz de ampliar tímidamente el equipo hasta los seis miembros, mientras que el juego alcanzó Steam Greenlight a principios de 2013 (aún en su versión 0.2). Fue el inicio de un lento proceso de desarrollo en el que se implicó a la comunidad de forma decidida y en el que se ha dado prioridad a hacer un juego fiel a su planteamiento original frente a mejorar aspectos técnicos o estéticos. Una decisión coherente y valiente que condiciona la forma de acercarse a este título, no apto para todos los jugadores.
FUENTE: https://as.com/meristation/2018/12/27/analisis/1545904176_130983.html

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